Sangha

Hace poco cuando abrí este blog, escribí sobre la importancia del compartir. El compartir como una nueva vía de crecimiento, de expansión de la consciencia, de iluminación. 

He insistido en que todo cambia, aún las supuestas verdades más inmutables, ya sean científicas, religiosas o filosóficas. En última instancia, el mismo universo o kosmos, nace cambia, se transforma, desaparece y se recrea. Y es innegable, que al nivel del ser humano de nuestros días, que es de lo que se ocupan estas ideas, los cambios son vertiginosos. La cultura, los valores, los paradigmas y creencias están cambiando y transformándose de forma radical. Esto supone una gran angustia para muchas personas que mientras más atados están a sus creencias y a sus certezas, más dolor les generan los cambios.  

Recuerdo cuando hace muchos años surfeaba en las olas de las playas de Nayarit, en México. Aunque a veces quería que la ola continuara y continuara para seguir experimentando ese satori que se genera cuando logras pararte firme sobre tu tabla, la realidad es que precisamente, es el cambio permanente de la mar lo que genera las olas y, es su efímera existencia, lo que las hace tan extraordinarias. Así que aprender a surfear en la vida puede ser maravilloso. Disfrutas cuando nadas atravesando las olas, disfrutas cuando logras pararte en la tabla, disfrutas cuando te caes, sufres ese momento en que la ola te revuelca y sientes que te ahogas, pero disfrutas cuando sales y tomas aire, disfrutas cuando nadas para tomar una nueva ola -que nunca será igual a la precedente-, disfrutas cuando sales y asimilas tu experiencia y te preparas para la siguiente vez… 

Reflexiono sobre todo esto, ante la generosa respuesta que he recibido comentando y aportando a mi reciente escrito sobre, “Yoga, tradición y actualidad”.  Hoy día, al contar con una fuente casi inagotable de información, de innumerables perspectivas de vida y de ideas, muchas personas ya no se conforman con las propuestas tradicionales existentes, por lo cual buscan nuevas visiones que sean más acordes a lo que viven y experimentan. Pero también hay mucha confusión y por lo tanto, angustia y dolor. Existe por supuesto, el riesgo de perderse en las millones de ideas, propuestas y locuras -maravillosas y terribles-, a las que hoy tenemos acceso. ¿cómo navegar en este abrumador mar? 

Entonces resurge el antiguo concepto de SANGHA. La comunidad de crecimiento y desarrollo humano vuelve a surgir renovada y adecuada para estos tiempos. Ha existido como grupos secretos, órdenes, comunidades religiosas o terapéuticas, artísticas o científicas. Es decir, el espacio para compartir en profundidad, ya no solo repitiendo, analizando y reflexionando sobre lo ya dicho, así sean las cosas más sublimes, sino creando nuevas visiones, métodos, rituales e ideas acordes a esta realidad del ahora.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que en comunidad todo pareciera más amable, pensaríamos que es más fácil darte cuenta cuando te extravías o te equivocas, pues alguien te acompaña, te apoya. Pero casi siempre la realidad es que todo es mucho más difícil, pues tienes que lidiar con los “otros” y cuando estás con otros, incluso tu autoengaño de perfección se tambalea. Que difícil trabajar en equipo en esta sociedad de individualización extrema!. 

Parece que en estos tiempos, cada ser humano sano y alerta, se ve a sí mismo en lo individual, como casi perfecto, en todo caso, mejor que la mayoría, que los «otros». Aunque aún subsiste lo contrario, los que se sienten mal y peor que la mayoría. En ambos casos, una Sangha madura te ayuda a reflejar tus luces y tus sombras, idealmente –en una comunidad consciente-, con generosidad, alegría y fraternidad.

Así que me permito aclarar con más detalle un punto fundamental de ese texto. Cuando hablo de “El Linaje de todos los Linajes, la tradición de todas las tradiciones”, no me estoy refiriendo por supuesto a una nueva organización, grupo o institución, mucho menos a un supuesto iluminado que integre todo esto. De hecho, he comentado que estos tiempos son extraordinarios por la inmensa cantidad de personas conscientes, sabias, iluminadas que comparten sin ambages su tradición, sus métodos. Aunado a esto, tenemos la ciencia, que nos ha dado nuevas perspectivas y herramientas para conocernos aún más.

Entonces, esta visión se refiere a un proceso, un proceso que está sucediendo, hoy día, aquí y ahora. Un proceso de globalización de la condición y la consciencia humana. Hoy más que nunca en la historia, tenemos la consciencia de ser una humanidad, un civilización planetaria, de ser ciudadanos del mundo. Es un proceso al que toda persona tiene acceso, si lo necesita, si lo busca y si lo desea. La  Sangha de todas las Sanghas no es entonces un espacio o grupo humano particular, en el que por tus méritos institucionales puedas ser admitido, es el proceso del compartir universal. Seres iluminados, seres en proceso de crecimiento, buscadores, investigadores… que comparten.

En mis años de ambientalista, intentamos muchas veces crear una organización que incluyera a todas las organizaciones ambientalistas del país. Cada intento terminó en una organización más a la que pocos hacían caso. Es tentadora la idea, si tú eres quien presidirá o representará a todos los ambientalistas del país, pero cuando alguien lo intentó, se quedó solo con las –pocas o muchas-, personas que lo siguen, pero por supuesto dejando de representar a los demás. En lo intangible y difuso que es la búsqueda interior, la consciencia o el crecimiento transpersonal, esto se vuelve más enredado. 

Así que lo importante es el proceso de compartir, fortaleciendo esta integración, este acceso universal a información y métodos para la expansión de la consciencia, que por su naturaleza es inabarcable, por lo cual no se puede institucionalizar. Toda institución que empieza a insistir más en la institución misma, que en los objetivos y metas por las que fue creada –en este caso la expansión de la consciencia de los individuos-, terminará en una burocracia dogmática de la consciencia, del espíritu, del pensamiento mismo. Siempre ha sucedido y no veo por qué dejaría de seguir sucediendo. Así que siempre debemos estar alertas.

Tal vez algo cercano a esta idea que vislumbro, son las REDES que hoy funcionan muy bien en el ámbito de las organizaciones civiles. No hay líderes que prevalezcan, más bien es la unión de mentes, ideas y esfuerzos por un interés común. En las redes muchas personas u organizaciones colaboran, pero cada una guarda su individualidad y desarrolla sus propios proyectos.  Cada uno va tomando lo que necesita y aportando lo que tiene, en un proceso de mutuo enriquecimiento. Todos pueden retirarse o regresar a su campo específico cuando lo deseen, sin que nadie les mire mal. Todos tienen la oportunidad de crecer, de abrevar, de compartir, de dar.

Aplicado en el contexto del yoga, quiere decir que cada uno sigue creciendo, aprendiendo, enseñando y siendo parte de una escuela, tradición, linaje o Maestro/a en lo particular, ya sea por amor, compromiso, confianza, gratitud, etcétera., pero al mismo tiempo, puedes  beneficiarte de esta extraordinaria realidad global. De hecho, si es así, tu misma escuela se enriquecerá, tu consciencia se expandirá y el mundo será más hermoso.

Héctor Marcelli
enero, 2015

Acerca de hmarcelli

Viajero, yoghi, tantrico, ambientalista, colaborador de la consciencia...
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