La existencia me ha colmado en demasía
He amado la luz, he besado la oscuridad
Mi piel ha sido acariciada en su totalidad
por la mar
por el viento
por el sol
por la tierra
por las manos y labios de la diosa
mi amada,
manifestada en las distintas mujeres
que han compartido mi camino
He amado y he sido amado en plenitud
por tanto,
he sanado profundamente
por esos amores
que en realidad
son uno solo
amor consciente
Algunos se han conformado
sólo con el amor divino
incorpóreo
otros con el amor del corazón
romántico
o con el amor de la mente
etéreo
o con el amor de sus cuerpos
tangible
cada uno es total en sí mismo
Como agradecer entonces
el recibir todos juntos
de muchas manos y labios
de muchas almas
de la vida misma
Entonces este amor se expande
toma miles de formas
de atardeceres y amaneceres
de campos rebosantes de flores amarillas
de bosques exuberantes y húmedos
de playas infinitas
de montañas inmensas
de amigos y amigas
que abren sus corazones
y comparten
se comparten a sí mismos
nos entrelazamos
nos entretejemos
en una trama amable
sólida
fuerte
infinita
Entonces, solo entonces
comprendo compasivamente
amorosamente
la muerte y el dolor
la guerra y la barbarie
el fanatismo
la violencia
la ignorancia
pues son la terrible manera
de apreciar y entender
el amor consciente
la belleza
la armonía
la alegría
de este mundo dual,
por su contraste…
Redoblo entonces mi esfuerzo
para acrecentar y compartir
amor y belleza
acción y trabajo
amor consciente
acciones conscientes
concretas, útiles
con sabiduría y pragmatismo
sin tristezas que me ofusquen
acciones que abonan
a la armonía
la de adentro
la de afuera
Gratitud infinita
Héctor Marcelli
Noviembre 2019
Desde el bosque de niebla
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